¡Progreso, no perfección!
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La peor foto es la que no se hace.
Su quietud de espíritu en los muros de la Casa ITESO Clavigero.
Desde la acera se aprecia su latente belleza, nos toca la pausa de sus latidos durante años, y de pronto, se mueve.
Son para la luz, ya sea la del día o la de las personas que ocasionalmente la visitan, adentro guarda, protege y alienta.
Basta dar unos pasos para vivir diferentes ángulos y estacionarse en ellos, respirar y observar. Anhelar, recordar, compartir.
Recibe escalonadamente la luz, marcos que describen la paciencia de quien sabe construir para esperar con orden y serenidad.
Ocasionalmente atrévete a mirar a un costado de la carretera, reduce la velocidad cuando algo te atraiga y convierte en imagen fija lo que solo sería un vago recuerdo acumulado junto con otros kilómetros de imágenes líquidas… regálate y regálale al mundo, una fotografía.
La peor foto es la que no se hace.
Nos brindaron poco menos de una hora para realizar algunas fotografías por la gestión de Lili Preciado y Marlene Zertuche de Typotaller, el reto estaba interesante porque el tiempo apremiaba y después de que realizáramos la toma, iniciaba un ensayo de la Orquesta Filarmónica. El objetivo era retratar el mural al oleo que data del siglo XIX, obra del arquitecto Jacobo Gálvez, con la colaboración de Gerardo Suárez y Carlos Villaseñor.
Las fotografías se utilizaron para ilustrar el libro «Un relámpago bermejo» de Ernesto Lumbreras.